domingo, 12 de dezembro de 2010

Verbix -- Romance languages: conjugate Portuguese verbs

Conjugação de verbos em todos os idiomas.

terça-feira, 7 de dezembro de 2010

quinta-feira, 4 de novembro de 2010

América Latina: una encrucijada, varios caminos – Parte 1

América Latina: una encrucijada, varios caminos – Parte 1

4/11/2010

Un rápido análisis de la situación económica y social de América Latina nos revela que estamos ante la porción más atrasada y políticamente inestable de Occidente. Un mundo, el nuestro, en el que la mitad de la población es clasificada como pobre o extremadamente pobre, y ante esta amarga realidad subsiste un tenso y recurrente debate sobre cómo afrontar y superar el fracaso. No obstante, entre nosotros, lamentablemente, todavía tienen vigencia ciertas supersticiones ideológicas que agravan la situación porque proponen diagnósticos y terapias totalmente descartados en otras latitudes del planeta considerablemente más felices y mejor organizadas.

El Estado en América Latina

Comencemos exactamente con la pregunta clave: ¿cómo se relacionan la sociedad y el Estado en nuestro mundo? Y la respuesta es muy preocupante. En América Latina, salvo en los casos de Costa Rica y Chile -el Chile de los últimos tiempos-, las sociedades no se encuentran conformes con el Estado en el que conviven y están dispuestas a ensayar cambios drásticos. Por eso es frecuente que apoyen golpes militares o a grupos violentos de izquierda que pretenden derrocar a los gobiernos por la fuerza, redacten nuevas constituciones incesantemente y sigan a caudillos iluminados que prometen cambiar rápidamente el panorama social y acabar con las injusticias con un manotazo sobre la mesa.

¿Cómo sorprenderse? Es totalmente lógico que nuestras sociedades vivan inconformes con el sector estatal y deseen cambiarlo. Entre los factores que más estrepitosamente han fallado en nuestras sociedades está el Estado. No ha cumplido eficientemente ninguna de las funciones básicas para las que se supone que existe, y casi todos los ciudadanos debemos sufrir por lo menos diez lacras que desacreditan nuestra vida pública y generan el más profundo desprecio en nuestros pueblos contra el espacio común en que estamos obligados a convivir. Como regla general, nuestros Estados:

- No protegen nuestras vidas porque apenas proporcionan seguridad. En los años de gobierno de Hugo Chávez ha habido en Venezuela más de cien mil asesinatos, homicidios y muertes violentas. Colombia desde hace décadas es un matadero incontrolable. México, Brasil y Argentina no son capaces de erradicar las mafias. Las maras aterrorizan a casi toda Centroamérica. En muchos países, las personas que han logrado hacer fortuna, a veces muy poca fortuna, deben protegerse con barrotes, muros, carros blindados, perros, guardas de seguridad y todo tipo de alarmas y cautelas para evitar ser robadas o secuestradas.

- Los Estados no protegen la propiedad porque condonan la ocupación ilegal de tierras y bienes inmuebles, confiscan depósitos bancarios, malgastan o malversan alegremente los fondos de jubilación, o manejan arbitrariamente el valor de la moneda, empobreciendo criminalmente a los ahorradores, que es una de las formas más descaradas del robo.

- Con frecuencia, la policía no es confiable. Tiene pocos conocimientos y escasos recursos técnicos para investigar. A veces se asocia a los maleantes para proteger a los delincuentes y dividir con ellos el botín. Las cárceles son criaderos de criminales, hoteles de lujo para los condenados provistos de cuantiosos recursos procedentes del delito, o son depósitos de detritus humanos a los que se trata despiadadamente, y en los que no existen vestigios de intentos de rehabilitación.

- En nuestros Estados, con pocas excepciones, tampoco funciona la justicia. El poder judicial suele estar politizado. La impunidad es la norma. Se investiga mal, y la instrucción de cargos, las pocas veces que se logra, es muy deficiente. Las sentencias se compran y venden o son utilizadas por los gobiernos para someter o extorsionar a las personas juzgadas. Los políticos utilizan el sistema judicial para perseguir a sus adversarios y sacarlos del juego. Los jueces exhiben una preparación escasa porque los estudios de Derecho se han deteriorado notablemente y no hay buenos institutos para la formación de la judicatura. Los juicios tardan una eternidad, las posibilidades de obtener fallos justos son muy reducidas y los ciudadanos se sienten desamparados.

- El poder legislativo tampoco merece crédito. Los parlamentos no son mucho mejores que el poder judicial. Los legisladores se asignan y reparten privilegios a veces escandalosos. En algunas naciones reciben mayores salarios que en la opulenta Europa. Pero ni siquiera así se conforman: hay Estados en los que los parlamentarios reciben dinero secretamente para que aprueben las leyes. Existe un exceso de legislación, con frecuencia contradictoria, y muchas veces imposible de cumplir. Cambian las reglas del juego cómo y cuándo les conviene. En casi todas las encuestas los parlamentos aparecen como la institución más desacreditada.

- En nuestros Estados, los funcionarios y gobernantes -al menos muchos de ellos- violan o ignoran las reglas de licitación y solicitan o aceptan comisiones para la ejecución de obras públicas, convirtiendo la corrupción en una forma habitual de enriquecerse, a veces espectacularmente, aumentando con ello los costos generales de transacción y el sostenimiento del Estado, esfuerzo extra que debe sufragar la población con sus impuestos y tributos.

- La educación pública suele ser rematadamente mala, de acuerdo con todas las pruebas internacionales. ¿Por qué? Porque los maestros adquieren una pésima formación en mediocres facultades de pedagogía, rara vez surgen del grupo de los mejores estudiantes, se les paga miserablemente, e imparten clases en edificios destartalados, sin libros ni recursos didácticos, bajo la orientación de sindicatos extremistas que no muestran el menor interés en la calidad de la educación ni en el mejoramiento académico de los docentes.

- Los servicios de salud pública son escasos, de baja calidad, muy mal dotados, y apenas existentes en las zonas rurales, donde los niveles de escolaridad rara vez exceden los primeros grados.

- Pero tan nefasto como el panorama descrito suele ser el abusivo trato de la burocracia pública. No funciona la meritocracia. No ascienden los mejores ni se separa de sus cargos a los ineficientes. El Estado no es un sitio al que se va a trabajar para beneficio de la comunidad, sino a cobrar un salario con el compromiso de apoyar al gobernante de turno. No hay espíritu de servicio, y los plazos administrativos se eternizan. La solución de los trámites a veces exige el pago de sobornos. Los expedientes se pierden y no hay a quién acudir para obtener lo que el derecho teóricamente nos concede.

- En nuestros Estados, el favoritismo es rampante. No hay turno que no se salte el que posee influencias. “Quien tiene padrino se bautiza”, dice el refrán, y no hay sanción severa para el burócrata que viola las normas ni para el ciudadano que se beneficia de ello.

Con semejantes Estados, totalmente incompatibles con la creación sostenida de riquezas, ¿puede alguien sorprenderse de que una buena parte de la ciudadanía, a veces mayoritaria, esté dispuesta a seguir a cualquier flautista de Hamelín que, como en el cuento de los hermanos Grimm, los lleve a la catástrofe convocando a la aventura populista o revolucionaria? ¿Qué más pueden temer un ciudadano desesperado, padre de una familia casi siempre numerosa, o una madre soltera, generalmente desempleados crónicos o con trabajos precarios, que viven en unas casuchas derruidas, rodeados de niños hambrientos y con parásitos, cobijados bajo un techo de zinc, sin agua potable ni alcantarilla, acostumbrados a robarse ilegalmente la electricidad porque carecen de dinero para pagarla? Es cierto que pueden perder la libertad, y eventualmente podrán comprobar cómo la estupidez de los nuevos gobiernos de la izquierda carnívora les cierra el camino de la superación personal, perpetuando su pobreza y convirtiéndolos en unos miserables estómagos agradecidos para siempre, pero esa triste realidad es algo que todavía no han experimentado. Por ahora todo lo que saben es que el Estado ha fallado, que sobreviven malamente en un mundo con muy pocas oportunidades, en el que las instituciones republicanas no les han servido para construir una vida decente en la que sea razonable tener esperanzas de superación para ellos o para sus familias.

quarta-feira, 6 de outubro de 2010

Como capturar porcos selvagens

Você captura porcos selvagens encontrando um lugar adequado na floresta e colocando algum milho no chão. Os porcos vêm todos os dias comer o milho gratuito. Quando eles se acostumam a vir todos os dias, você coloca uma cerca mas só em um lado do lugar em que eles se acostumaram a vir. Quando eles se acostumam com a cerca, ele voltam a comer o milho e você coloca um outro lado da cerca. Mais uma vez eles se acostumam e voltam a comer. Você continua desse jeito até colocar os quatro lados da cerca em volta deles com uma porta no último lado. Os porcos que já se acostumaram ao milho fácil e as cercas começam a vir sozinhos pela entrada. Você então fecha a porteira e captura o grupo todo.”“Assim, rapidamente, os porcos perdem sua liberdade. Eles ficam correndo e dando voltas dentro da cerca, mas já foram pegos. Logo, voltam a comer o milho fácil e gratuito. Eles ficaram tão acostumados a ele que esqueceram como caçar na floresta por si próprios, e por isso aceitam a servidão.
Autor desconhecido.

sábado, 2 de outubro de 2010

2010, o ano que não vai terminar

2010, o ano que não vai terminar

1/10/2010

A eleição para Presidente do Brasil em 2010 já é um fato histórico de importância equivalente às “diretas já” e ao inicio das ditaduras militar e de Getúlio Vargas. O dia 03 de outubro vai definir o que em física se chama de “momento da força” nesta curva da História. O resultado eleitoral, qualquer que seja, lançará o País numa fase ainda não conhecida, mas definitiva: o alinhamento aos conceitos da democracia praticada nas vizinhanças, exóticos para a maioria no Ocidente, ou algum tipo de enfrentamento. Não haverá vitória do governo assim, como se o PT fosse grandioso; e não haverá vitória da oposição assim, como se ele fosse democrático. Nascerá “outro País” destas urnas, com nova e duradoura realidade. Ganhem ou percam Lula – PT – Dilma. Estamos agora experimentando o resultado de um novo “momento da inércia” de uma oposição indolente, ou pusilânime.

Se conseguirem seu 3º mandato, então o Brasil já terá decidido ser o País e o Estado cobiçados por Lula e pelo PT, e a eles pertencer. Os demais serão coadjuvantes menores, legitimadores do resto deste filme sobre a nova ordem doméstica.

Na outra hipótese, se perderem, o Brasil também não será mais o mesmo. Todas as indicações são de que haverá enfrentamentos heterodoxos permanentes, vindos dos variados fronts e bunkers que já “pertencem” ao PT. Não sairão de seus atuais postos e manterão vivas suas conhecidas e também as desconhecidas “guerrilhas”, ou mais que isto. Neste caso, a reação terá que ser necessariamente correspondente – provavelmente maior –, num cenário conflagrado. Ou capitular.

Ambos os cenários serão determinados apenas pelo PT, que por definição não deseja compreender nem aceitar certas regras da democracia, dentre elas a possibilidade de perder a eleição para Presidente. A lógica é esta mesma – “se eles ganharem ou se eles perderem” –, pois pouco importam os coadjuvante ao lado de Lula ou opostos. Serra e FHC são figuras que apenas “aditivam” o complexo combustível petista: mimetizar e odiar tucanos.

A próxima encruzilhada da História Brasileira tem 90º para ambos os lados, e já chegou: um caminho é oposto e excludente do outro, infelizmente. Tudo ainda confuso e imponderável, como imponderável é o PT.

Além disso, são muitos os fatores inéditos, incidindo como dado novo ou deixando de incidir como antes, na equação eleitoral brasileira: novos atores e lideranças, papéis trocados ou invertidos, ambiente econômico internacional embaralhado, o eixo de poder político no torno – aqui, literalmente, e também no mundo.

Ganhando e seguindo com este sucesso popular, como Hugo Chávez, não importará o que você ou a imprensa pensam sobre a democracia e os seus valores, ou sobre economia e política. Será como eles quiserem, e talvez já saibamos o que eles querem. Também não importará muito o “sucesso internacional” do País, cujo conceito é um para você e outro, oposto, diferente ou irrelevante para as pessoas que decidirão sobre o caminho a tomar, nesta área.

Havendo segundo turno, guerras e guerrilhas vão começar desde logo, com grande chance de virar a mesa, como gostam de cogitar. Estruturas e organizações para isto eles têm aos milhões – os formais e poderosos CUT, sindicatos, os violentos MST e correlatos e o próprio cipoal do PT aparelhado na árvore do poder estatal. Farão tremer a terra no campo e nas cidades, com violência. Organizações auxiliares e marginais já paralisaram São Paulo por muito menos. O Parlamento será novamente a vítima, hoje um estorvo para este jeito de governar.

O caminho que trilharam foi longo e não será uma mera eleição que os fará agora abrir mão da vitória de sua “revolução” – ideia falsa da qual se apropriaram, que acreditam como nunca antes neste País. A alternância de poder é pura expressão de uso eventual, repetição de jargões e conceitos no “piloto automático” dos discursos dos companheiros. Alternância até existe, exceto para a Presidência da República, de agora em diante. As armas mais poderosas desta “revolução” foram a palavra falsa, a apropriação de ideias e coisas e a dissimulação – fazer-se passar por partido político convencional e por seres políticos em busca da ética e dos valores democráticos. Eram apenas ferramentas para chegar ao poder.

Utilizaram uma espécie de “proselitismo científico”, provavelmente filho da dialética marxista com o vendedor de bilhete premiado. Abusaram da programação neurolinguística (é só observar como Dilma imita Serra “no que se refere” e no “punir o malfeito” sem cerimônia), e ficaram tão bonitos quanto o mais bonito e habilidoso dos anjos.

Finalmente gostaram do velho e capitalista “como fazer amigos e influenciar pessoas” e o incrementaram com as modernas estratégias rapport, tornando-se mestres no que já era uma tendência natural – a manipulação de ideias e de palavras sem a menor sinceridade. São muito inteligentes, pois esta é a característica do tipo penal. Levam consigo os ingênuos até onde dá, roubando-lhes a boa fé para oferecer como isca de pescar povo. É só ouvir o Dr. Hélio Bicudo, dentre muitos.

Estão de tal forma empilhados e arraigados nas estruturas do Estado brasileiro, que não há hipótese de “entenderem” agora o conceito civilizado de como perder uma eleição presidencial e transmitir a faixa ao adversário, como foi em 2002, quando a receberam.

Questões práticas são agora mais fortes que tudo, neles. A captação de recursos pela Petrobras e a perspectiva do pré-sal, por exemplo, tornam a estatal sua fonte definitiva e inesgotável. A Diana de Éfeso para a Copa do Mundo, as Olimpíadas e todas as suas novas cobiças e aflições futuras – pessoais, familiares, dos companheiros e do partido. Impensável deixar esta operação aos “inimigos”, por bem ou por mal.

Em qualquer das hipóteses, o futuro é grave e repercutirá na Economia, na Democracia e, portanto, nas futuras gerações. Atingirá, de qualquer modo e em qualquer hipótese, o DNA da nacionalidade.

Que bom se esta perspectiva delicada e perigosa for também equivocada. Do mesmo modo que Lula prometia em suas campanha antes de 2002 fazer muitas coisas assustadoras na economia e espetaculares na arte de governar com ética, e fez ambas ao contrario quando chegou ao governo, não é demais sonhar que também possa fazer o contrário na viagem de volta para a oposição, ou para casa. Mas, na aparência, 2010 será o ano que não vai terminar assim, como quem quer ser mais um ano normal.
Juarez Dietrich

quarta-feira, 29 de setembro de 2010

Inception Brasil: Constituição Tiririca, a origem

Inception é o titulo do excelente filme de Christopher Nolan – “A Origem”. Do latim incipere, significa princípio, o momento da inserção de algo. O autor conhece profundamente os níveis mentais onde se travam as batalhas reais, individuais ou coletivas, entre ficção e realidade. Classificado como ficção, o filme é uma parábola sobre a natureza humana e sua capacidade de, ela sim, produzir ficções na vida real. É sobre sonhar e viver o irreal, sobre cobiça e roubo de sonhos, inocular ideias em si e nos outros, sobre perdas reais de tempo, de rumo e de vida; sobre a origem e as consequências das inceptions.

As ideologias políticas do século passado foram inceptions exemplares desse tempo. A Constituição Brasileira é subproduto retardatário delas, um sonho dentro de outro, e origem dos pesadelos políticos e econômicos do País. Agora mesmo estamos revivendo na televisão as excentricidades de um dos pesadelos – as eleições, o lado mais visível da origem e do princípio, a Constituição tiririca – uma erva daninha e também o nome do candidato símbolo deste sistema político. Tiririca gera tiriricas.
No filme de Nolan, o marido Cobb inseriu ideias fictícias em Mal, a esposa, levando-a por isso ao suicídio real. Os políticos fazem o mesmo com a sociedade através de leis e campanhas eleitorais.

Na lógica do filme, para perceber que o sonho acabou as pessoas precisam morrer (no sonho) ou levar um chute real na canela. No Brasil sem lógica, os políticos não se permitem morrer em seus sonhos nem percebem os chutes que levam na canela. E não acordam.

Para saber se estão acordadas ou sonhando, as pessoas (no filme) precisam olhar para um objeto real, um totem. Aqui, os políticos criam totens virtuais para adorar e se deitar eternamente, e sonhar – a pétrea Constituição Cidadã do Dr. Ulisses é o principal. E sempre ronda o suicídio.

Como sonho, a Carta brasileira tem o mérito de ter sido legítima. Porém, imprópria para o país e para estes tempos. Sua origem é apenas a velha relação cobiçosa entre Arena e MDB – a débil democracia e o velho corporativismo – que celebraram um pacto de interesses e, na celebração, conceberam a idéia da primeira inception: uma Assembléia Constituinte não exclusiva. E nasceu a mimada fille du dimanche.

A Constituição de 1988 não é fruto de uma relação sóbria e honesta, como seria a de uma Assembleia exclusiva. Não houve independência nem reflexão estratégica capaz de estabelecer um pensamento nacional. Prevaleceram interesses subalternos que dirigiram questões de fundo, dentre elas a modernização do Estado – que não ocorreu. Fizeram coisas simplórias, um lado capitulou no aspecto da democratização e outro no da manutenção de vantagens, o que de algum modo interessava a ambos. Não fez melhor do que já havia – consolidou direitos e miudezas corporativas, e expurgou fragmentos estranhos à democracia. Mas inseriu ou manteve outros, estranhos à economia e à razão política. Assim, constituiu-se num pequeno e rudimentar sonho, mas se fez totem virtual, inception a ser inoculada na sociedade.

Derivaram dela dois grandes pesadelos: o sistema econômico e o sistema político, meros arranjos internos do sonho, o que no filme leva ao limbo ou ao suicídio real. Copiaram modelos de estado e sistemas econômicos velhos, e desde então o País está superado, como ficou claro logo no ano seguinte, em 1989, no despertar da Europa oriental, quando o mundo também percebeu que o sonho acabou. Mas não copiaram o que deveriam ter copiado – os sistemas políticos. Nisto, meramente costuraram retalhos velhos a antigos panos novos, entregando ao país uma roupa feia, caipira e que rasga fácil, porque neste caso “a costura não fixa” (Lucas 5:36).

Keynes não precisou ver o filme de Nolan para expressar nossa atual urgência de encontrar um caminho institucional rápido para sair destas ficções e despertar – “no longo prazo todos estaremos mortos”. É necessário perceber os chutes na canela, enxergar a realidade e absorver as regras novas da relação com o mundo globalizado. Internamente, amadurecer e “desmilitarizar as mentes” – na expressão do filme –, abandonar os bunkers ideológicos, inceptions construídas sobre vaidades intelectuais e impulsos justiceiros, todos equivocados. Despertar os nossos poucos kachigumi de seus pesadelos crônicos de luta de classes, e lhes contar que esta guerra, assim como a Segunda Guerra Mundial, também já acabou. E não há perdedores nem ganhadores.

No lado econômico, o mandamento real e inevitável é uma nova governança entre estado e mercado – o doméstico e o global cada vez mais sem distinção. Avançar para os padrões globais da superdemocracy e da prevalência de liberdades econômicas – tributária, trabalhista, financeira e a desburocratização. Livrar o país dos velhos interesses menores ou corporativos. Despertos como o Chile, separar imediatamente economia e política. Fazer o que não fez a Argentina nos últimos vinte anos – e por isso o limbo.

No lado político, realidades nos chutam as canelas há tanto tempo que é incompreensível seguir dormindo quanto à proporcionalidade racional no Parlamento, o voto distrital e facultativo, e uma lei eleitoral realista. Já é insuportável o pesadelo de uma eleição como a que está em cartaz no rádio e na televisão.

Necessário agir rápido, durante e também depois deste jogo eleitoral lúdico, mas logo, para evitar o limbo ou o suicídio de Mal, a sociedade. Despertar para a realidade é convergir para o ponto óbvio: o sistema político e seus personagens têm que morrer neste pesadelo que inocularam na sociedade.

O fim urgente das inceptions brasileiras – as ficções econômicas e políticas – deveria ser a ocupação do futuro presidente a partir da campanha. Verdade e realidade são as portas do caminho que o País precisa trilhar, com abandono das mentiras e dos sonhos próprios de uma demorada adolescência civilizatória.

A realidade possível – um Brasil maduro e moderno – será pelo menos melhor que este pesadelo exótico do horário eleitoral gratuito, tão pueril quanto seu perfeito símbolo: inception Tiririca, produzido pela inception original, a Constituição tiririca.
Autor: Juarez Dietrich

terça-feira, 17 de agosto de 2010

Pequeno tratado da polidez

A psicóloga Paula Gomide tem recebido com rabo de olho as notícias sobre a “lei da palmada” – nome popular dado ao projeto do presidente Lula que pretende proibir, com os rigores da Justiça, os tapinhas dados pelos pais para educar os filhos. A desconfiança da estudiosa é natural: o mundo por onde transita há mais de duas décadas é o da violência extrema, no qual os tapas não só doem como transformam crianças e adolescentes em infratores, criminosos e até psicopatas.

Pesquisadora gabaritada e seguidora assumidíssima da controversa corrente behaviorista – nome próprio da Psicologia Com­portamental –, Paula não se lembra de ter visto um estudo sério no Brasil sobre os tais efeitos nefastos da palmada doméstica. Daí se resignar e preferir não se alistar junto à maioria dos seus colegas de ofício, favoráveis ao remendo na legislação e ao enquadramento dos pais que usem outro método para educar que não a palavra.

“O governo olhou uma parte da questão. Deveria punir também o xingamento, tão prejudicial quanto. Mas o debate criado por Lula pelo menos vem a calhar: mostrou que temos muito ainda a conversar sobre o assunto, já que sabemos pouco a respeito”, pondera, com conhecimento de causa.

No início da década de 90, a psicóloga deixou pasma a banca da Universidade de São Paulo (USP) ao apresentar um estudo então inédito em que relacionou violência familiar e atitudes antissociais de adolescentes em conflito com a lei. Podia ser um bom trabalho, regado a rapapés, recomendado para publicação e relegado ao esquecimento em alguma estante ou à devoção de algum discípulo. Mas não foi o caso.

A londrinense radicada em Curitiba ofereceu a seus avaliadores não só tabelas e revisão bibliográfica – carregou para os corredores da mais importante universidade brasileira sua experiência na Colônia Queiroz Filho, em Piraquara, hoje Educandário São Francisco. Era sem dúvida uma pioneira.

Ainda que às vésperas da promulgação do Estatuto da Criança e do Adolescente, o ECA, 1991, àquela altura não havia teses de peso sobre as atitudes e origens dos jo­­vens internados nas antigas Febens e similares. Muito menos levantamentos capazes de detalhar o que os teria levado ao pior dos mundos, ou um teste seguro para identificar famílias que funcionam como fábricas de contraventores. Pois Paula veio com os braços cheios. Era como se tivesse se infiltrado na cozinha, nos quartos e na intimidade da moçada colocada atrás das grades da colônia.

A resposta para as atrocidades que muitos garotos cometeram estava num repertório macabro sofrido na infância, formado por surras de machucar, abuso psicológico sem fronteiras e violência sexual na maioria das vezes. “Desafio. Vá ao sistema prisional e às unidades de ressocialização de adolescentes: 95% dos que estão lá passaram por essas situações na infância”, afirma a mu­­lher suave, mas capaz de colocar um auditório em polvorosa com suas provocações.

Em conversa com a Gazeta do Povo, Paula Gomide – professora aposentada da Universidade Federal do Paraná (UFPR), docente das universidades Evangélica e Tuiuti e presidente da Sociedade Brasi­leira de Psicologia – falou das palmadas que mais doem e soltou farpas contra o sistema de amparo a adolescentes infratores e, via de regra, deu um “sacode barata voa” no lugar-comum. A quem interessar possa, a mulher que desafiou sumidades como o jurista Dalmo Dallari – pasmo na fatídica banca da USP ao saber das mudanças de atitudes nos jovens com quem ela trabalhava em Piraquara – não para de surpreender.

A propósito, ela acaba de dar alta a um jovem parricida com quem travou contato no Projeto Fênix – unidade da Secretaria da Criança e da Juventude –, onde atuou por dois anos, sem, claro, gozar do conforto da unanimidade. Como quem dá notícias de um filho, conta que o rapaz vai bem, obrigado: “Passou em quatro vestibulares, mudou de cidade e começou nova vida.” Também não precisa mais de guarda-costas. Um ex-interno que a ameaçava de morte acabou assassinado por traficantes. “Avisei que ele não deveria ser solto.”

Está tudo bem: nos últimos anos, embalada pelas teorias Comte-Sponville e por Confúcio, a psicóloga que não deixa ninguém indiferente deu uma guinada em seu repertório e anuncia a prática da virtude como um remédio para a chaga da violência juvenil. “E pensar que a resposta para os conflitos poderia ser tão simples. Uma política pública obrigando todo mundo a ser polido? Ah, eu adoraria.”, diverte-se.

Confira trechos da conversa com a Gazeta do Povo:

A senhora é a favor da “lei da palmada”?

(risos) Complicado. Estudo há muitos anos o comportamento antissocial e os efeitos do abuso físico no desenvolvimento da criança. O abuso inclui bater, espancar, utilizar objetos para machucar, enforcar, queimar... Todas essas ações deixam de ser educativas para se tornarem agressivas. São punições violentas, não ensinam nada. A literatura universal determina que essas práticas são altamente prejudiciais. A criança fica com raiva, com medo, não relaciona o ato que fez com o certo e o errado....

Da palmada para a surra seria um passo...

A palmada é um tapinha na mão, no bumbum. Essa é a definição. Mas há pesquisas mostrando que a palmada tem um efeito nocivo no desenvolvimento das crianças? Não. A criança põe o dedo na tomada e a mãe dá um tapinha na mão. Ela só fez isso: não xingou, não ficou roxa de raiva, não sacudiu a criança. Tecnicamente não causou mal ao filho. O que os pesquisadores dizem é que quem começa com a palmadinha acaba aumentando a dose. De uma palmada passa para uma surra de chinelo e de cinta.

Daí o motivo para a proibição...

O que posso dizer como pesquisadora e educadora é que existem muitos outros recursos educativos que não bater e que devem ser usados. Os pais que fazem uso disso, alegando que foram espancados ou que, mesmo criados no fer­­ro e no fogo, são boas pessoas, estão errados. O que provavelmente fez com que os surrados se desenvolvessem foi algum exemplo positivo. Não sou a favor da palmada, que fique claro. Pode­mos dizer que a intenção da “lei da palmada” é correta, mas a palmada em si não traz consequências negativas em pessoas que só exclusivamente sofreram essa modalidade de coação.

A lei, se aprovada, lhe parece uma presença ostensiva do Estado num campo que não lhe pertence?

Acho que é a intenção de dizer eduque de maneira apropriada, com carinho e não com contenção física. É correto. Mas me parece difícil seguir essa lei. Uma orientação a esse respeito é suficiente quando fazemos uma capacitação para pais. A palmada tende a terminar com a birra no supermercado ou coisa assim. Será que deveríamos ter uma sanção tão forte? Se os pais extrapolam, batem e machucam, deixando vergão, tirando alimentação, penso que é hora de a sociedade discutir os castigos físicos. O Código Penal já pune quem passa do limite. Um pai agressor pode perder o poder familiar.

Desde o início de agosto, quando o assunto ganhou impulso na imprensa, a Gazeta do Povo recebeu 43 cartas de leitores sobre a palmada. Por que esse tema tem monopolizado tanto as pessoas?

Tem a ver com nossa cultura. Li um artigo sobre a punição física dos filhos entre os orientais e lá os pais têm hábitos muito mais severos: eles batem no rosto das crianças. E, para nossa surpresa, essa prática não traz consequências negativas, ao contrário do que ocorre nos EUA, por exemplo. Se um pai americano der no rosto de um filho, os efeitos negativos serão enormes, assim como a sanção social sobre ele. Na vida brasileira, a palmada leve nunca foi considerada inadequada, nem prejudicial, daí a estranheza. Talvez eu seja a única pessoa que estuda esse tema a dizer isso. Todos os meus colegas são a favor da lei. De minha parte, me preo­­cupa muito mais a negligência: ela sim é prejudicial. A “lei da palmada” é uma ideologia. Supõe que é um primeiro passo para ou­­tras agressões. Eu diria que a palmada e os gritos horríveis estão no mesmo nível. Por que não se diz que está proibido xingar a criança de burro e desgraçado? Acho que pegaram um pedacinho da questão.

O que acontece a uma criança e a um adolescente exposto aos maus-tratos?

Crianças espancadas tendem a ser antissociais e até a se tornar infratoras. A maioria dos meninos e meninas que desembarca nas unidades de ressocialização foi espancada. Tem pai que bate com frigideira na cabeça do filho, um absurdo.

Uma lei pode mudar uma cultura estabelecida sobre a criança? Diz-se que no Brasil elas são tratadas como propriedade pelos pais...

Nos últimos cinco anos tenho estudado comportamento moral. E digo: ele é o grande inibidor do comportamento antissocial. As pessoas que têm virtudes – justiça, generosidade, polidez, solidariedade –, que não roubam, não maltratam, não passam por cima, são menos propensas aos distúrbios emocionais. Mas não tem como fazer uma lei obrigando os pais a ensinarem valores. Minha pesquisa revela que a psicologia tem obrigação de colocar essas conclusões em comum, capacitando os pais para ensinarem o respeito pelo outro.

Em miúdos, uma política de valores pode mudar uma cultura sobre a educação?

Quando a gente estuda por que um indivíduo se torna alguém como o goleiro Bruno, depara-se com essa questão. Vamos à penitenciária e nos perguntamos de que famílias essas pessoas vieram e descobrimos que todos têm muito em comum: quase todos foram espancados, negligenciados, abusados psicologicamente, quando não sexualmente. Esses fatores são comuns aos criminosos de maior periculosidade. O pai e a mãe têm uma criança que deveriam amar e educar, mas no lugar espancam, xingam e abandonam. É o que basta para gerar o infrator do futuro. O Bruno teve essa história.

Como tornar um debate público a educação moral e os saberes da psicologia sobre o assunto?

O comportamento moral não é inato, mas aprendido. Quem ensina são os pais e professores, mas se aprende muito pelo modelo. Começa por dizer dizer “bom dia” e “obrigado”. Todos se sentem mui­­to bem se são respeitados. O contrário disso se chama agressão: vai do pouco caso a abrir uma geladeira sem pedir licença. Os pais de hoje não ensinam a polidez por considerá-la uma hipocrisia.

A alteridade tem o poder de amenizar estragos psicológicos sofridos na infância?

Fiz um estudo: há três anos aplico um programa de educação moral com adolescentes infratores e crianças de ONG. Elas ficam menos agressivas quando a relação com o outro começa a melhorar. O professor entra na dança: ele tem de aprender a pedir desculpa quando erra. A relação começa a ficar mais fácil. Aplicamos testes antes e depois, tudo se confirma.

A senhora tem uma longa carreira como pesquisadora. Não é curioso, a essa altura, deparar-se com o poder redentor de um elemento tão primário como a polidez?

Estou encantada. Despertei para essa possibilidade ao ler um estudo desenvolvido nos Estados Unidos com 1,2 mil famílias. Nas que havia um comportamento moral elevado não se verificavam usuários de drogas, por exemplo. Esse negócio é sério. Já me deparei com uma escola em que nenhum aluno é polido. Nem a professora. É muito fácil aparecer um agressivo num ambiente assim.

O estudo do comportamento moral é uma tendência na psicologia?

Infelizmente, não. Mas pode se tornar. Os temas são fascinantes. Ando interessada, por exemplo, no perdão terapêutico. Não se trata de um perdão no nível de Gandhi, Nelson Mandela, Madre Teresa... Não significa sair de mão dada com o inimigo. A empatia é um dos propulsores do bom relacionamento. Não adianta trabalhar para inibir o comportamento antissocial, mas criar mecanismos gerenciados pela própria pessoa e que lhe sirvam de inibidores da agressividade para o resto da vida.

É possível uma política da polidez?

Estive recentemente na Espanha, onde a polidez é vista como subserviência. Discordo: polidez é altivez. Alguém pode ser um canalha polido, claro, mas esse valor é uma porta para atitudes mais positivas. A polidez não é em si a virtude, mas o primeiro passo. Comte-Sponville, no livro Pequenos tratado de grandes virtudes, ensina que o comportamento moral é um co­­nhecimento fácil e acessível, pode ser propagado. As relações humanas ficam muito maiores com ele. É o que estamos procurando.

Um país, dois sistemas

"Sistemas (novos) de Estados devem levar em conta as limitações da nossa imaginação e a capacidade de transcender experiências passadas"
Hedley Bull

O capitalismo e a social-democracia "de manual" na Europa não tiveram tão melhor sorte que o socialismo. Pensando assim, sir Ralf Dahrendorf, professor da London School of Economics, falecido em 2009, passou seus últimos 20 anos estimulando modelos de Estado "novos, criativos, não necessariamente únicos nem originais".
Nesse período os sistemas econômicos tradicionais declinaram, como resultado de pelo menos quatro eventos tão aleatórios quanto inexoráveis: 1) Na Europa, em 1989, o fim do sistema comunista; 2) no mundo todo, o exponencial avanço da tecnologia e, com ela, 3) a globalização acelerada; e 4) nos Estados Unidos, desde 2001, a crise do sistema capitalista, disseminada também na Europa.
Esses fatos relativizaram ideologias e fronteiras, alteraram conceitos de tempo e espaço e trouxeram o renascimento, incipiente no Brasil, de uma sociedade aberta e universal - origem primitiva do homem em sociedade, agora com mais vantagens e perigos.
Em 1989 Dahrendorf já propunha "acabar também com o capitalismo", defendendo as mudanças em curso com o fim do comunismo. Vislumbrava que este seria "um grande tempo para se viver".

Para viver este tempo também no Brasil precisamos agir com estratégia, coragem e alguma convergência. É inadiável separar o que sempre foi naturalmente separado - economia e política. Fazendo isso a Alemanha obteve grande sucesso em sua reunificação. Essa é também a origem dos atuais padrões de desenvolvimento dos tigres asiáticos.

Liberdade econômica é a chave que abre a porta de uma realidade e um desenvolvimento que o brasileiro anseia. Precisamos ser rápidos para sair do incômodo 113.º lugar no Índice de Liberdade Econômica (Fundação Heritage), mais próximo de Cuba, 177.º, e da Venezuela, 174.º, do que do Chile, 11.º, e do México, 41.º.

Na monografia Brasil, Sistema 2 - Um País, Um Governo, Dois Sistemas, aprovada no curso LL.M Master of Law do Insper, em São Paulo, foi proposta a tese adotada por China e Reino Unido em Hong Kong - One Country, Two Systems Treaty -, considerada por todos a mais criativa e sábia solução institucional contemporânea, para ser adaptada aqui.

Não há mais tempo a perder sobre a urgência do País em disponibilizar domesticamente liberdades econômicas, nos padrões mundiais, para negócios, investimentos, trabalho, tributos, burocracia e segurança jurídica do sistema privado.

Não deixou de haver resistência e discussão legalista naqueles países. Sempre haverá minorias conservadoras em descompasso com os tempos, interesses corporativos sem sincronia com o interesse da maioria e até traços de xenofobia. Mas essas experiências das inovações institucionais têm tido êxito porque sua genialidade estratégica e sua simplicidade (um país, dois sistemas) prevaleceram sobre princípios tecnicistas e ficções "pétreas" comuns a todos os sistemas.

Não devemos ter muitas dúvidas de que no Brasil uma revisão constitucional será interminável na questão econômica. Corporativismos estatais e paraestatais, cartórios e sindicatos, estruturas sem utilidade para os negócios, erigidas em torno do alto tributo, da burocracia e das (in)atividades acessórias, resistirão muito à revisão constitucional. Menos, porém, a esta proposta, porque ela os preserva funcionando no sistema atual.

Não é idiossincrasia pretender que um link na raiz da Constituição possa criar o "Sistema Brasileiro de Liberdade Econômica", uma espécie de Sistema 2, simultâneo ao atual sistema, a ser definido num "Apêndice Constitucional". Restrito e autorregulamentado, com extrema transparência e baixa burocracia, esse ambiente de negócios e trabalho atrairá os investimentos de longo prazo para as demandas de infraestrutura, às quais estará especificamente dirigido. E o Brasil fará uma experiência com a simplicidade da vida no trabalho e nos negócios nos moldes dos países desenvolvidos.

Sob o mesmo governo, funcionará como um facho de luz pelo qual fluirão grandes investimentos e negócios, muito trabalho e emprego nos setores rodoviário, ferroviário, aeroviário, portuário, elétrico, de turismo, entertainment, por exemplo. Essa foi, aliás, a meta prometida para que o País pudesse receber a Copa do Mundo e a Olimpíada nos próximos anos.

Ideia-começo, como qualquer sistema beta, não propõe a adoção do Estado mínimo, mas de um projeto-piloto, benchmarking para tratar apenas dessa infraestrutura. E só então, como todo sistema beta, encubar e cultivar eventuais mudanças estruturais importantes, como de resto já ocorreu em quase todos os continentes.

Sobre países que insistem na conservação do Estado obeso de normas econômicas, Dahrendorf lembrava que "as invariâncias estruturais, os corporativismos e coisas semelhantes não levaram apenas à corrupção, mas, sobretudo, à imobilidade e, naturalmente, a uma competitividade em rápido declínio". Não há chance de ganhar neste jogo competitivo dos investimentos externos de longo prazo com um Estado tão dirigente e pesado. Mesmo competindo com os enormes Bric-dinossauros Rússia, Índia e China, todos a caminho da ginástica.

O Brasil precisa não apenas preparar as arenas para nos próximos anos abrigar os eventos desportivos mundiais, e atuar bem. Precisa ainda preparar a infraestrutura do País, porque se comprometeu com isso. Antes, por causa da urgência, precisa preparar sua arena institucional para ser um player deste outro jogo, num ambiente global já estabelecido - o da liberdade econômica. Nele prevalecem as liberdades, a estratégia, a lei e os negócios. O Brasil precisa jogar bem.
"A imaginação é mais importante que o conhecimento", dizia Einstein.
Juarez Dietrich Advogado, LL.M Master of Laws no Insper, São Paulo
(publicação do jornal O Estado de S. Paulo de 10/8/201
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segunda-feira, 17 de maio de 2010

Saúde Pública - Um dia no CRE e outro no HU

Um dia no CRE e outro no HU
Acabo de ouvir o jornalista Alexandre Garcia dizer que “infelizmente, nada vai melhorar se nos omitirmos” . E ele estava falando de um hospital público do Paraná.
Betinho também dizia: Só a participação cidadã é capaz de mudar o país
E é assim mesmo. Nosso dever é denunciar, reclamar, insistir incansavelmente nessa trajetória histórica da cidadania. Desde as primeiras reuniões em praça pública, na Grécia, somos nós, os cidadãos (moradores das cidades) que temos que “resolver” nossas questões.
Lembrando o longo percurso da cidadania, a possibilidade de tornar-se cidadão foi uma conquista que levou séculos e esteve ligada a diversos interesses históricos. A partir do século 18 e com o fim do Absolutismo, começa a nascer um novo tipo de Estado: O Estado de Direito, onde todos são iguais perante a lei.
Mas, a luta continua. Ser cidadão não é só ter uma certidão de nascimento. É ajudar a criar novas realidades. É ser agente de mudança. É estar imbuído em construir um mundo ecologicamente correto, economicamente viável, socialmente justo e culturalmente aceito.
É também construir consciências.
É tarefa que não termina. Não é como um dever de casa, onde faço a minha parte, apresento e pronto, acabou. Enquanto seres inacabados que somos, sempre estaremos buscando, descobrindo, criando e tomando consciência mais ampla dos direitos.
Então, vamos fazer a nossa parte .
Embora já possamos constatar a diferença do perfil do profissional médico, tanto no atendimento no PAC como no HU, ainda falta bastante para que sejamos dignamente atendidos pelo Setor Público, que existe para nos atender. Sua missão - a razão de sua existência – é prestar um serviço a nós, cidadãos. Nós, cidadãos, somos o foco.
Contarei duas histórias, uma vivida no HU (Hospital Universitário) e a outra no CRE (Centro Regional de Especialidades).
Acompanhei uma pessoa idosa para consulta no HU. É bom comentar que o atendimento dos médicos residentes tem sido impecável. Mas, para ser atendido, há que ser encaminhado pelo UBA (Unidade Básica de Atendimento) e o agendamento pode demorar bastante. Mas, chegado o dia agendado (um dia de fevereiro) , rumamos ao HU, às 7 da manhã, para poder ser um dos primeiros. Fomos atendidos às 11:30 h e o médico achou melhor pedir outra endoscopia. Nova fila, para agendamento do exame. Chegada a vez, o idoso mostra à atendente o pedido do médico e ela, consultando o Sistema, pergunta: “Por que o senhor quer fazer outra endoscopia?” (o paciente havia feito o primeiro exame em dezembro). Continua: “O senhor não veio em dezembro? Por que?” E eu intervenho, dizendo: “Ele veio, sim, mas o médico pediu novo exame.” Ela pergunta: “Mas por que? “ E aí dizemos, juntos, que não poderíamos responder, que somente o médico deveria saber o motivo. Ela considerou a resposta “mal-educada” e reclamou da “nossa grosseria”.
Constrangidos diante desse tratamento, resolvi pedir para falar com a encarregada do setor. Contei-lhe o sucedido e ela respondeu, de forma autoritária e grosseira: “Vocês sabem quanto a estagiária ganha para atender esse monte de gente? Seiscentos reais! “
Calei-me, claro, diante de tamanho despreparo.
Mas, insistindo em minha condição de cidadã civilizada e sonhadora, tentei falar com o Prof. Pompeu. “Qual é o assunto?”, perguntou-nos outro atendente. “Reclamação”, dizemos. “Ligue para a Ouvidoria”, informou.
Chegando em casa, tentei comunicar-me por telefone, mas não foi possível. Consegui o e-mail da Ouvidora e fiz um relato sucinto, acompanhado de elogios aos dirigentes pelas grandes mudanças havidas no HU.
Senti-me aliviada por ter colaborado com a administração do Hospital, pois se estivesse no lugar do administrador, ficaria agradecida em poder melhorar o atendimento, preparar os estagiários para esse mercado tão competitivo, que, aliás, é tarefa implícita da empresa que contrata o estagiário.
Nunca recebi nenhum retorno dessa minha contribuição cidadã. Será que se ofenderam também?
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No CRE
Depois de aguardar muito tempo para ter um agendamento com médico cardiovascular, partimos para a esperada consulta. Saimos às 6 da manhã e ao chegar no CRE vimos que já era tarde, pois havia muita gente aguardando o mesmo profissional - idosos que já haviam estado na semana anterior e o médico não tinha podido atendê-los. Depois de verificar o documento pessoal e o Cartão do SUS, a atendente pede a folha de encaminhamento do Posto. O idoso não a encontra e apesar de constar na agenda o nome do paciente, a atendente diz: “Se o doutor estiver de mal-humor, ele não atende sem encaminhamento.” Enquanto esperamos, vamos pedindo a Deus que o doutor esteja de bom humor. São 8 horas e o doutor não chegou. Às 9 h, uma das atendentes (essas, sim, amáveis) avisou que o doutor estava fazendo uma cirurgia de emergência. Os idosos que haviam estado na semana anterior falaram logo: “OUTRA VEZ?” Eram 10:30 h e resolvemos não arriscar. Voltamos para casa, pedindo a Deus que o problema de saúde se resolva pela fé.
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Uma outra observaçãozinha: Contando essa história do CRE a algumas pessoas, disse-me uma ex-secretária de médico que seu antigo chefe gostava muito de videogame e internet e pedia que ela avisasse os pacientes que ele estava em cirurgia urgente.
Izabel Dietrich de Vergara
Simples cidadã

sexta-feira, 14 de maio de 2010

Alegrias da velhice, João Ubaldo Ribeiro

Até ficar velho, operação antigamente simples e natural, resumível na venerável sentença 'quem não morre fica velho', está se tornando cada vez mais complicado, a ponto de, receio eu, causar algumas crises de identidade nesse cada vez mais vasto contingente da população. Acho que vou sugerir a criação, nas faculdades de Filosofia, de um curso de epistemologia da velhice, porque a confusão, pelo menos entre os menos ilustrados, como eu, aumenta a cada dia. Talvez até os próprios geriatras se beneficiem desse estudo, porque tenho praticamente certeza de que, entre eles, há divergências sobre o conceito de 'velho'.

A mim, confesso, já enche um pouco o saco esse negócio. Começou, se não me falham os rateantes neurônios, com essa conversa de terceira idade, inventada pelos americanos, que são muito bons de eufemismo, como testemunha a exemplar frase 'lide com preconceito extremo', que, dizem, a CIA usava quando ordenava um assassinato. Passou a não pegar bem chamar velho de velho mesmo e agora a velharada é agredida com designações tais como 'boa idade', 'melhor idade', 'feliz idade' e outras qualificações ofensivas. E, dentro dessas categorias, já me contaram que há subcategorias. Ninguém mais é velho, fica até feio o sujeito hoje em dia dizer que é velho.
De minha parte, reivindico apenas alguns direitos, entre os quais devo ressaltar não ser obrigado a entrar na fila dos idosos dos bancos. Aliás, a não entrar em fila de idoso nenhum, a não ser que, na hora, o que raramente sucede, isso apresente alguma vantagem. Fila de banco é uma furada séria, porque não só alguns de nossa variegada turma ou são surdos ou requerem primeiros socorros se começam a lhes explicar o que significa 'o sistema caiu', por exemplo. Me contaram que, numa agência aqui do bairro, uma senhora teve um pitaco, porque pensou que isso queria dizer que o banco falira e suas economias de viúva tinham ido juntar-se à vaca no brejo.
Imagino que, pelo tom acima, que talvez alguém entre vocês tenha antecipado que vou lembrar outra vez o que Jorge Amado, entre as incontáveis peças de sabedoria que me presenteou ao longo de nossa convivência de décadas, me disse a respeito da velhice. Aliás, vou dar um furo de reportagem - sou do tempo do furo de reportagem, espero ser cumprimentado pela direção do jornal. Jorge não me falou somente uma vez sobre a velhice, embora não fosse seu assunto favorito. Há muitas outras frases, mas não se destaca entre elas somente a que divulguei aqui: 'Compadre, já me falaram muito das alegrias da velhice, mas ainda não me apresentaram a nenhuma.' Teve outra, saquem agora o tremendo furo: 'Compadre, não importa o que lhe digam, a gente não aprende nada com a velhice; a única coisa que a gente aprende com a velhice é que velhice é uma merda.'

Entrevendo os setentinha a média distância, temo que, como tudo mais que o compadre me ensinou, isso tudo seja a impiedosíssima verdade. Pode ser que, a depender da categoria empregada, eu não seja velho (cartas sobre o que é ser velho, principalmente as escritas por velhos como eu, que vão dizer que a velhice está na mente etc., etc., para o editor, por caridade), mas, outro dia, não lembro onde, fui descer dois degraus do palco aonde havia antes subido e quatro jovens pressurosas me apararam as costas e me seguraram os cotovelos como se eu fosse um hipopótamo paraplégico tentando um salto ornamental. Eu talvez pareça um hipopótamo paraplégico, mas sou no máximo uma anta com artrite e ainda tenho lepidez bastante para descer um meio-fio com relativa confiança. (A velhice não está na mente, está nas juntas.)
Quanto ao aspecto didático da velhice, também parece confirmar-se o que me falou meu amigo. A vida pode ensinar alguma coisa e geralmente ensina, embora quase sempre a gente aprenda tarde demais - besteira, esse negócio de 'nunca é tarde demais', costuma ser tarde demais mesmo. Mas a velhice mesmo só ensina o que ele disse. Certo, talvez eu não seja velho o suficiente para esta confirmação, mas os indícios são claros. Calçar meias, para citar um caso, já me parece uma modalidade olímpica e nem me passa pela cabeça alcançar um centésimo do índice. Um dos meus joelhos volta e meia faz um barulho alarmante, dói uma besteirinha e depois volta ao silêncio enigmático com que minhas noites são atormentadas por visões de ossinhos se esfarelando, enquanto eu vou à banca de jornal. E por aí vai, o pudor me cala.

Mas Jorge não testemunhou o que hoje testemunho. As alegrias da velhice, afinal, não são meramente individuais. E não é que agora vejo o Brasil a transformar-se mesmo num grande canteiro de obras? Falam até que o Bolsa Família será gradualmente extinto, pois o governo vai chamar cada beneficiário e dar a ele um emprego. Claro, não há empregos nem para os que estão fora do BF, mas também não se pode querer tudo. E as coletividades que agora verão instalar-se a concórdia e a prosperidade, através dos Territórios da Cidadania? Até mesmo as eleições municipais, freqüentemente causa de rancor e hostilidade, deverão ser bem mais tranqüilas. E, finalmente, o Big Brother Brazil deixou de ocupar o primeiro lugar entre as contribuições do Brasil para o progresso da Humanidade neste século. Agora, através da visão e da generosidade do Nosso Guia, o Brasil deu um passo muito à frente de Orwell e até do BBB. Não disse ele que d. Dilma Roussef é a mãe do PAC? O PAC não é o nascimento de um novo Brasil, para o povo e não para a Zelite? Então, além do Nosso Guia, temos a nossa Big Mother. Perfeito, até do ponto de vista psicanalítico. A única desvantagem sobre o BBB é que eles não deixam a gente ver o que eles fazem, mesmo entrando compulsoriamente para o pay-per-view.